jueves, 3 de julio de 2014

DRÁCULA | JOHN BADHAM | 1979

MORDISCOS SETENTEROS


Pese a que la versión más famosa y alabada de la inmortal novela de Bram Stoker “Drácula” continúa siendo la ofrecida por Francis Ford Coppola en 1992, merece la pena echar la vista atrás para recuperar esta pequeña joya de 1979 dirigida por el artesano John Badham. Responsable de éxitos populares del calibre de “Fiebre del sábado noche” (1977), “Juegos de guerra” (1983) o “Cortocircuito” (1986), el director dio una visión mucho más romántica de lo que conocíamos hasta entonces, antecedente claro de la de Coppola. El guión de W.D. Richter realiza algunos “retoques” en la historia original del seductor vampiro condenado a vivir eternamente alimentándose de la sangre de sus víctimas, como cambiar el protagonismo femenino, que aquí corre a cargo de Lucy en lugar de en Mina. Frank Langella, un actor de carácter habitualmente secundario en el cine norteamericano, logró con su encarnación de Drácula uno de sus trabajos más aplaudidos, dotando de gran magnetismo al personaje a pesar del imposible peinado que tuvo que lucir, síntoma de la moda de finales de los 70. Una joven Kate Nelligan estuvo más que correcta como Lucy, el amor del no-muerto, siendo en la eficiente química romántica que se establece entre la pareja donde reside buena parte del éxito de la propuesta. Pero sin duda, son los actores secundarios quienes le aportan un toque de distinción al producto: el veterano Laurence Olivier como el profesor Van Helsing, archienemigo del vampiro en su búsqueda de la venganza por la muerte de su hija Mina, y Donald Pleasence –que vivía las mieles de la popularidad por su papel del Dr. Sam Loomis en “La noche de Halloween” (1978) de John Carpenter– como el Dr. Jack Seward, padre de Lucy, ofrecen notables trabajos. 


El filme de John Badham continúa sorprendiendo aún hoy por la elegancia y clasicismo de su puesta en escena. Con unos efectos especiales artesanales pero no por ello menos efectivos, una excelente fotografía de Gilbert Taylor que juega especialmente bien con los claroscuros y la siempre infalible partitura musical de John Williams, “Drácula” ha sido muy reivindicada con el paso de los años, ganándose por derecho propio un puesto destacado entre lo mejorcito del género de su época. Algunas de sus escenas más impactantes, como aquella en que Drácula entra por la ventana en la habitación de la muchacha, mantienen intactas su fuerza visual, recordando bastante en su estética a las de otro hito del género del mismo año, la adaptación televisiva de “El misterio de Salem´s Lot” que Tobe Hooper realizó sobre la novela de Stephen King, con la que la cinta de Badham comparte, curiosamente, el tema del vampirismo. Fue un éxito de taquilla moderado en el momento de su estreno, recaudando más de 31 millones de dólares, casi el triple del presupuesto. Como última curiosidad, apuntar que ese mismo año el personaje conocería una versión en clave de comedia, “Amor al primer mordisco”, dirigida por Stan Dragoti y con George Hamilton parodiando con cierta gracia al conde más famoso del cine de terror. Ambas películas podrían formar parte de una agradable sesión doble, ya que se complementan formidablemente bien.


PUNTUACIÓN: 6,8 

José Martín.


Reino Unido. 1979. Título original: Drácula. Director: John Badham. Guión: W.D. Richter (Novela: Bram Stoker). Fotografía: Gilbert Taylor. Música: John Williams. Intérpretes: Frank Langella, Kate Nelligan, Laurence Olivier, Donald Pleasence, Trevor Eve, Jan Francis, Tony Haygarth.



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